Jueves, Noviembre 21, 2024
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Ya desde los inicios de la Cofradía, en el año 1947, varios hermanos desfilaban el Jueves Santo portando al Cristo de la Agonía. y el Viernes al Cristo de los Caídos o de la Buena Muerte, de Santiago Apóstol, seguidos de los nazarenos. Este Cristo de la Agonía, hoy en el Santuario de Ntra. Sra. de la Antigua, antes estaba en la parroquia de San Pablo, en el barrio de la estación.

 

Pasados los años, el Cristo de los Caídos era sacado los Viernes Santo en el trono de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, hasta los años 60 en que, o bien los soldados del regimiento de Ingenieros, o bien las fuerzas de la Cruz Roja, acompañaban y escoltaban a los pasos de Nuestra Cofradía portando una Cruz desnuda o al Cristo de los Caídos.

 

Cristo de los Caídos o de la Buena Muerte en procesión, años 50

 

Cristo de los Caídos o de la Buena Muerte de Santiago Apóstol, año 2010

En los años 70 y principios de los 80 el Cristo de los Caídos es portado de nuevo por los hermanos hasta el año en que la Cofradía decide no salir los Viernes Santo.

No es hasta el 1990 cuando se decide crear un grupo para sacar a nuestra Imagen Titular con cargadores. Estos iniciaron dicho grupo de cargadores sacando, ese mismo año y el siguiente, el Jueves Santo al Cristo de la Agonía, hoy de titularidad del Santuario de Ntra. Señora de la Antigua, y el Viernes Santo portando al Cristo de los Caídos o de la Buena Muerte, de titularidad de nuestra Iglesia de Santiago. En 1992 el grupo portó, el Jueves Santo, al Cristo de la expiración (antes también llamado de la Agonía)imagen del siglo XVII y de titularidad municipal; y el Viernes Santo al Cristo de los Caídos o de la Buena Muerte.

 

Santísimo Cristo de la Agonía hoy en el Santuario de Ntra. Sra. de la Antigua

 

Cristo de la Agonía del Santuario de Ntra. Sra. de la Antigua Procesión de Jueves Santo de 1990. Nótese que la cruz de este Cristo es circular

 

 

Cristo de los Caídos o de la Buena Muerte de Santiago Apóstol, año 1990

No hay que confundir al Cristo de la Agonía, del Santuario de la Antigua, con el Cristo de la Agonía de titularidad municipal. Este último sería “bautizado” por Nuestro Hermano Mayor, Don Andrés Taberné, como Cristo de la Expiración, nombre por el que se conoce actualmente.

 

Santísimo Cristo de la Expiración. Véase en esta foto que es llamado también de la Agonía

 

Apartir de 1993 salen en la noche Jueves Santo y Viernes santo con el Cristo de la Expiración, cuya imagen preside todo el año la capilla del Cementerio Municipal y es la imagen más antigua de Guadalajara, ya que esta data del s. XVII.

Santísimo Cristo de la Expiración en la Capilla del Cementerio Municipal

 

Santísimo Cristo de la Expiración

 

Viernes Santo de 1999. Último año de capirote blanco en este día

Este Cristo proviene del Monasterio Jerónimo de Lupiana y fue adquirido por la municipalidad como consecuencia de la desamortización de Mendizábal.


 BREVE RESEÑA DEL MONASTERIO DE LUPIANA

 

El Real Monasterio de San Bartolomé de Lupiana fue construido como tal en el s. XIV sobre una ermita ya existente dedicada a san Bartolomé en 1330.

Uno de los fundadores de la Orden Jerónima, Don Pedro Fernández Pecha, Caballero de Guadalajara, consiguió las cesiones de las posesiones familiares en todo el término de Lupiana y ello contribuyó la hacienda del que sería el primer monasterio de la Orden Jerónima. Al ser esta congregación religiosa de carácter marcadamente español recibió el apoyo de nobles y reyes que la protegieron y apoyaron.

Sus obras se fueron desarrollando acorde con su grandeza, con el magnifico claustro principal, auténtica joya renacentista, trazado por Alonso de Covarrubias (el mismo que hiciera el Convento de la Piedad y el monumento funerario que hoy es capilla de Ntro. Padre Jesús de la Pasión) en 1535. de planta cuadrada, tiene dos pisos en tres de sus lados y tres en el que mira a mediodía. En las dos primeras alturas las galerías se articulan a base de arquerías sobre columnas, mostrando la inferior arcos de medio punto que apoyan en sólidas columnas, mientras los arcos de la parte superior son mixtilíneos con delgados fustes, muy disminuidos respecto a los anteriores.

 

Claustro principal trazado por Covarrubias

 

Nótese el detalle de las rosetas del friso del claustro, idénticas a las existentes en la Capilla de Ntro. Padre Jesús de la Pasión

La bóveda de la Iglesia posee pinturas la fresco que datan de la época en la que se construyó el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Por su estilo denotan que en ellas debieron de poner mano alguno de los artistas que, como Rómulo Cincinato y Granello, decoraron los magníficos aposentos del Monasterio de El Escorial y del palacio del Infantado en Guadalajara.

Desde su nacimiento, la Orden contó con importantes ayudas económicas. La madre de Fray Pedro de Guadalajara (Pedro Fernández Pecha), a su muerte donó casas, tierras, huertas y molinos. Doña Mayor Fernández Pecha, hermana de Fray Pedro, dio también ciertos molinos que poseía en el Henares y numerosas casa que poseía en Guadalajara. Su hijo, Men Rodríguez Pecha de Valdés, donó cuantiosas herencias, al igual que don Alfonso Pecha, obispo de Jaén, con cuyo legado se construyó el segundo claustro. El propio Fray Pedro, poseedor de una casa en Guadalajara (hoy actual Ateneo Municipal), hizo donación de ella al monasterio, que durante siglos se dedicó a la hospedería de la Orden en la capital alcarreña.

No sólo los Jerónimos contaron con los favores de los Pecha, sino que también contaron con la ayuda de los Mendoza. Muy ligado al monasterio estuvo el primer marqués de Santillana, don Iñigo López de Mendoza, quién siempre le favoreció en lo que pudo. También su hermanastra, la duquesa de Arjona, doña Aldonza de Mendoza, que dotó muy bien al monasterio. Reconstruyó y amplió la iglesia en el siglo XV, costeó la sillería gótica del coro, y mandó tallar su enterramiento, con su imagen yacente en alabastro blanco, que a su muerte fue colocado en el muro de la izquierda del templo, siendo trasladado en 1836 (tras la desamortización) al Museo Arqueológico Nacional, aunque actualmente se puede contemplar en el Museo Provincial de Guadalajara.

Don Bernardino de Mendoza, arcediano de Guadalajara, dejó ciertas mandas para repartir pan a los pobres que llegaran a las puertas del convento. Don Antonio de Mendoza legó ciertas cantidades para obras pías y casamientos de huérfanas. El conde de Coruña don Lorenzo Suárez de Figueroa y su mujer Isabel de Borbón, suscribieron el patronato de la capilla mayor del templo en 1480, aunque este compromiso se zanjó por renuncia de su descendiente Alonso Suárez de Figueroa en 1545.

Los favores reales hacia el monasterio fueron inaugurados por Juan I y luego continuados por su hijo Enrique III, quien ayudó sustancialmente a la construcción del edificio. Tras los Reyes Católicos, que confirmaron y ampliaron las mercedes de sus antecesores, en 1569 Felipe II aceptó el patronato de la capilla mayor que los Jerónimos le ofrecieron y correspondió dando al término, brotando desde ese momento un largo capítulo de favores que el monarca les hizo, a tenor, además, de haber salido de entre sus muros los frailes que habían de dar vida a su más cara realización: San Lorenzo del Escorial. Durante más de 400 años hubo reuniones trienales para elegir el cargo de superior de los jerónimos y de prior de Lupiana en una misma persona. Fue el s. XVI el de mayor esplendor del Monasterio, habitando sus celdas más de 100 monjes dedicados a la oración e investigación, siendo celebre su botica así como sus estudios musicales.

No obstante el desarrollo de las fundaciones jerónimas más cercanas a la Corona española (El Escorial, Yuste, y Guadalupe) hizo languidecer paulatinamente su importancia. La desamortización de Mendizábal, en 1836, obligó a la comunidad a abandonar el Monasterio.

Las innumerables riquezas artísticas del Real Monasterio de San Bartolomé fueron dispersas por toda la provincia: a la actual parroquia de Santiago, algunos restos de la sillería gótica del coro. A las parroquias de Renera y Lupiana fueron a parar numerosos ornamentos, reliquias e imágenes; a ésta última se la donó la reliquia de San Bartolomé, que se veneraba en el monasterio, obra del escultor Gaspar de Ledesma, de 1616. Pero la gran mayoría de las obras que contenía la Casa Madre desaparecieron sin más. El gran archivo, se redujo inexplicablemente, a unas pocas carpetas y legajos que hoy se conservan en el Archivo Histórico Nacional.

Este fue adquirido por la familia Páez-Xaramillo, de Guadalajara, de donde pasó por lazos matrimoniales a sus actuales propietarios, los marqueses de Barzanallana. Todo el conjunto monacal fue declarado Monumento Histórico Artístico el 3 de julio de 1931.


Ya en 1995 en la Cofradía se funda el Grupo de Cargadores del Cristo de la Expiración y se incrementa el número de tambores en el grupo propio de la Cofradía para este efecto formado el año anterior (1994). A partir de ese año, hasta nuestros días, esta Imagen saldrá, acompañada Jueves y Viernes por el Grupo de Tambores, abriendo las procesiones (en cuanto a pasos se refiere) de la Cofradía de la Pasión del Señor.